Hubo épocas en que el hit setentoso con el
ritmo del “palo bonito” de los Wawancó se repetía con continuidad y los títulos
de la Liga eran algo común.
En los últimos años el lapso de acumulación
de copas se fue alargando hasta que la cuenta llegó a 11. Once años debió
esperar Estudiantes para campeonar nuevamente. Once años cargados de
frustraciones, de ahogarnos en la orilla o de no pasar no siquiera cerca.
Por todo eso la valoración del festejo, pero ojo, también es importante el torneo en si. Porque está bueno ser campeón por la celebración y todo lo que implica, sin embargo también es darle valor a nuestra Liga.
Estudiantes encaró este año decidido a ser campeón y jugó todo el torneo con la pilcha de candidato. Se armó el equipo para ser protagonista y se le dio continuidad a los jugadores. Aspectos positivos de la planificación.
La final fue un mezcla de sensaciones. Un primer tiempo para la sorpresa con un Estudiantes desconocido, que no desarrollaba su juego y encima se iba al descanso abajo en el marcador. El complemento fue un placer, con Estudiantes en toda su plenitud. Desde el fondo marcando y cerrando caminos, el mediocampo metiendo y armando juego y esa dupla ofensiva que siempre está y nos maravilla con goles. El silencio que provocó el gol de Rimondetti se convirtió en el grito interminable de los goles de Di Santo y Colazo.
Estudiantes es campeón de la Liga y mientras escribo estas líneas siento la misma emoción de cada vuelta olímpica que me tocó vivir. Evocó otros gloriosos momentos e incluyo este en las páginas doradas de la historia celeste.
Gracias por el sentimiento.
Síntesis del partido
Estudiantes (2): Peralta (C), Gómez (Gomila), Garro, Scoponi, Ayelo, Schiavoni, Barreto, Flordelmundo (Puñet), Chiaretta (Abataneo), Colazo, Di Santo. DT: Seferino Flores. Suplentes: Remedi, Oviedo.
Atlético San Basilio (1): Marin, M. Sosa (Franchi), Maccio (C), Abril, Fernández, Bergallo (Moncalero), Manzano, Gaude, Bono, Piazza (Granero), Rimondetti. DT: Julio Turello. Suplentes: Rinaudo, G. Sosa.
Goles: Rimondetti (pt 43'), Di Santo (st 1'), Colazo (st 16').
Arbitro: Jorge Benítez. Estadio Ciudad de Río Cuarto - Antonio Candini.
Por todo eso la valoración del festejo, pero ojo, también es importante el torneo en si. Porque está bueno ser campeón por la celebración y todo lo que implica, sin embargo también es darle valor a nuestra Liga.
Estudiantes encaró este año decidido a ser campeón y jugó todo el torneo con la pilcha de candidato. Se armó el equipo para ser protagonista y se le dio continuidad a los jugadores. Aspectos positivos de la planificación.
La final fue un mezcla de sensaciones. Un primer tiempo para la sorpresa con un Estudiantes desconocido, que no desarrollaba su juego y encima se iba al descanso abajo en el marcador. El complemento fue un placer, con Estudiantes en toda su plenitud. Desde el fondo marcando y cerrando caminos, el mediocampo metiendo y armando juego y esa dupla ofensiva que siempre está y nos maravilla con goles. El silencio que provocó el gol de Rimondetti se convirtió en el grito interminable de los goles de Di Santo y Colazo.
Estudiantes es campeón de la Liga y mientras escribo estas líneas siento la misma emoción de cada vuelta olímpica que me tocó vivir. Evocó otros gloriosos momentos e incluyo este en las páginas doradas de la historia celeste.
Gracias por el sentimiento.
Síntesis del partido
Estudiantes (2): Peralta (C), Gómez (Gomila), Garro, Scoponi, Ayelo, Schiavoni, Barreto, Flordelmundo (Puñet), Chiaretta (Abataneo), Colazo, Di Santo. DT: Seferino Flores. Suplentes: Remedi, Oviedo.
Atlético San Basilio (1): Marin, M. Sosa (Franchi), Maccio (C), Abril, Fernández, Bergallo (Moncalero), Manzano, Gaude, Bono, Piazza (Granero), Rimondetti. DT: Julio Turello. Suplentes: Rinaudo, G. Sosa.
Goles: Rimondetti (pt 43'), Di Santo (st 1'), Colazo (st 16').
Arbitro: Jorge Benítez. Estadio Ciudad de Río Cuarto - Antonio Candini.
