Hoy se producirá la tan esperada Asamblea
Ordinaria que renovará las autoridades en A. A. Estudiantes. La comisión
presidida por Iván Rozzi que asumió sus funciones en agosto de 2007 dejará su
lugar para la comandada por Roberto Gualtieri. El cambio de presidente (a un
mes del Centenario) no debe ser solamente un cambio de nombre, figura o grupo
de trabajo. Se deberá realizar un cambio profundo, que renueve la estructura
actual (que no es generada por Rozzi y su gente sino que viene de años) y
refunde de una vez por todas al club como tal.
Cuando Rozzi hablaba del problema del
financiamiento no estaba equivocado. Podemos discutir las formas (si está bien
o mal hacer un hotel) pero el debate se hace necesario. También es momento de
que el Club vuelva a ser “social” en su conjunto y que cada disciplina
responda, a través de sus respectivas sub comisiones, a una idea de institución
total. Que implica esto, manejar el club en su conjunto y que no lo sea
solamente por una comisión de fútbol. Estudiantes en esencia es un club de
fútbol, pero esto no debe llevar a obviar la función social que debe cumplir en
la comunidad.
Revisando inicios y procesos anteriores
vemos una cuestión grave y que se está volviendo crónica: los finales son
malos. Los inicios de gestión avanzan con el ímpetu de los comienzos, llegan a
un punto alto y después decrecen hasta llegar a finales anunciados. Ese también
es uno de los aspectos a cambiar. Estudiantes merece transiciones ordenadas,
adultas, sin acusaciones ni reproches, con las cuentas claras, que el
presidente saliente esté orgulloso del club que entrega y el que llega pueda
agradecer el estado en que recibe la institución.
Tarea importante también será formar el
porvenir. En una ocasión en Imperio Celeste le reprochaba a Jorge Artundo como
uno de los puntos flojos de su gestión el no formar gente nueva que pueda
conocer bien el manejo del club para futuras sucesiones. Él asintió y lo
reconoció como un déficit clave. Durante los comienzos de la gestión de Rozzi
se habló mucho de ese tema, muchos postularon su intención de ser los
“formados”, pero nada pasó.
Hoy Roberto Gualtieri deberá afrontar ese
gran desafío. No sólo poner en cancha un gran equipo de fútbol sino devolverle
a Río Cuarto lo que fue Asociación Atlética Estudiantes. El equipo puede tener
buenos o malos resultados, es la ley del deporte, en lo que si no deberá fallar
es en el intento de que Estudiantes vuelva a ser un club vanguardista
institucionalmente. El que todos miran, el ejemplo de todos, el que marca el
rumbo a seguir.