Para esa época los objetivos del
Centro se alejaban cada vez más de lo
deportivo, centrándose sus inquietudes en
lo intelectual y cultural, y se
produjo la inevitable división institucional, quedando
por un lado los interesados en seguir con la actividad cultural, la biblioteca
y el semanario que editaban, y por otro los que
iban a trabajar en lo deportivo.
Cuenta la leyenda que Lalo, Cacha y Emma (José
Alaníz, Ludovico Cacciavillani y Francisco Emma) furtivamente sacaron sus
enseres de la sede del Centro, dejando a los del Rivadavia “poco menos que en
camisa”. Luego se reunieron en lo de Diego Viré (justo enfrente de donde nació
el Colegio Nacional y seguramente el Centro) y se declararon “libres e
independientes” del Centro Bernardino. En ese momento constituyeron el “Centro
Sportivo Estudiantes” y dejaron en claro que se les hacía imposible mantenerse
bajo la dependencia del Centro B. Rivadavia ya que “dicho Centro no se preocupa
por el sport”.
Un mes después de la emancipación el club
comenzó a llamarse Asociación Atlética Estudiantes.