El Linqueño 2 Estudiantes 0
Se esperaba un guiño de lo divino. Era
mucho, lo sé, y nada sencillo. Estuvimos esperando el “milagro” porque los
números nos daban una chance, sin embargo ya habíamos echado nuestra suerte un
tiempo antes. Estudiantes jamás debió haber llegado a este último partido en el
que su propia obligación (ganar) no lo era todo.
¿El arranque fue un espejismo? Pareciera
que si, y aquel triunfo ante Juventud ya quedó muy lejos. Después de ese inicio
esperanzador ya nada fue igual, y salvo algunos momentos, debió correrla desde
atrás o ver cómo se le llevaban lo que tanto costaba conseguir.
¿Fueron más los rivales mostrando un nivel
superior? Creo que no y a las pruebas me remito. Cuando Estudiantes le hizo
correr la pelota a El Linqueño lo metió contra su arco y lo dejó sin piernas ni
reacción, pero lamentablemente ya nos habíamos “regalado” y había que levantar
un 1-4. Contra Sportivo también, nos adelantamos en el marcador y en lugar de
mantenerlo dimos ventajas para que el visitante se llevase la victoria. ¿Es
superior un equipo cuando un jugador maneja solo la pelota en el área y asiste
a un compañero que también está solo mientras los rivales se quedan mirando y
pidiendo offside como en el primer gol de Sportivo? No, es viveza de uno para
no dejar salir la pelota y distracciones extremas de un equipo que aspiraba a
más. Esos errores (que Domizi definió como “sucesión de errores” y
determinantes en el fútbol) marcaron la suerte celeste en la segunda fase.
Una de las virtudes del equipo en la
primera rueda fue el control de pelota mientras que en esta instancia el equipo
careció de volumen de juego. Lo dificultoso para llegar al gol fue una
constante y a diferencia de la primera etapa no lo pudo suplir con las jugadas
de pelota detenida. También perdió la solidez defensiva y de ser uno de los
equipos con menos goles en contra se convirtió en un equipo vulnerable.
Estudiantes fue preso de sus propios
fantasmas que condicionaron su eliminación. Vuelvo a repetir que no creo que Juventud,
Sportivo y El Linqueño sean más que Estudiantes. Si que Estudiantes los
enfrentó en inferioridad de condiciones en cuanto al convencimiento interno de
la victoria. Esto no significa que no hayan querido salir a ganar sino que
quedaba la sensación de un relajamiento a la hora de enfrentar ciertos pasajes
de los partidos. A Estudiantes no lo dejaron afuera sus rivales de zona, fue
victima y verdugo de sus propias decisiones. Dio muchas ventajas, se descuidó
demasiado, dejó jugar y los rivales lo aprovecharon. Y cada vez que debió ir a
buscar le significó mucho revertir la situación.
El dolor es ese y se mezcla con la bronca
de creer que se podía un poquito más.
Síntesis del Partido
El Linqueño (2): Portigliatti, Navarro, Del
Bono, Avalos, Marín, Cruz, Verón (Velázquez), Valli (D’Antoni), Millares (C)
(Germi), Barbosa, Tallarico. DT: Sergio Busciglio. Suplentes: De León, Macías,
Salazar, Ubilla.
Estudiantes (0): Mancinelli, Gómez, Linardi
(expulsado st 29’), Foglia, Puñet (Zapico), Luna, Pérez, Chiaretta (Di Santo),
López, Aimar (C), Zalazar. DT: Cristian Domizi. Suplentes: Peralta, Morsino,
Gomila, Mugnaini, Palacios.
Goles: Millares (pt 38’), Barbosa (st 10’).
Arbitro: Daniel González (Villa
Constitución). Estadio: Leonardo Costa (Lincoln)