lunes, 21 de enero de 2013

el adiós de Andrés

Andrés no es ídolo, ya que su forma de ser es la del que le escapa a las luces y el bullicio de la idolatría y descree del elogio vano y vacío.
 Si es fácil de querer porque con estar junto a él más de un par de minutos esa sensación de “distancia que a veces emite deja lugar a la del buen tipo que es. Y ese don de buena gente lo convierte en referente. De sus compañeros que lo sienten siempre como una columna de apoyo, de los rivales que al encontrarlo en las formaciones reconocían su trayectoria y de los hinchas que lo veían como el hijo pródigo que volvía una vez más para defender los colores.
Y es ese regreso lo que más se valora. Porque podría no haberlo hecho. Y ese regreso se cargó de una expectativa especial, para propios y extraños. Amén de buenas o malas actuaciones jamás podrá reprochársele nada. Su presencia le dio “lustre” a la categoría y su apellido fue el estandarte que alzó Estudiantes. Consciente tomó ese rol de referencia e hizo uso del mismo. Llevó la capitanía con o sin cinta y ese estar en todas, el hincha se lo reconoció. Siempre referente.
Es una lástima que se vaya de las canchas. Estudiantes pierde a uno de sus hijos más queridos, el preferido de la tía Ercilia.