viernes, 1 de julio de 2011

CAMINABAMOS DERECHO HACIA EL CIELO Y NOS EXTRAVIAMOS POR EL CAMINO OPUESTO

Que lejos quedó aquel gol de Puñet a Alumni al comienzo de este Torneo Argentino A. A qué afiebrada mente después de tan épico partido se le hubiese ocurrido este fatal descenlace. Ese feliz inicio hoy es sólo una anécdota en el universo presente que debe afrontar Estudiantes.
El transitar de Estudiantes en el Argentino A 2010/2011 fue sin dudas malo. Algunos momentos hicieron pensar que las cosas podían mejorar, pero ahí nomás el equipo volvía a su andar irregular, y el descenso terminò siendo una consecuencia lógica de un equipo que nunca pudo afianzarse más que en esporádicas rachas.
EL CICLO MATTEA
La forma en que había terminado la temporada anterior generaba una gran expectativa: con una base de jugadores ya con experiencia, reforzando puestos claves y manteniendo el proceso se aspiraba lógicamente a más o por lo menos a no sufrir tanto. Solamente 3 jugadores llegaron, la experiencia de Tambussi, la apuesta a Dopazo y la incognita de lo que podría servirle al equipo un jugador polifuncional como Puñet y se perdió una pieza clave, Gastón Bottino.
Aquel partido con Alumni, algo del empate con Sportivo Belgrano y el triunfo ante Talleres es lo máximo que se puede rescatar de esta primera etapa. En el resto de los encuentros el equipo siempre quedó en falta. No aparecía un estilo de juego, en defensa se cometían errores que siempre se terminaban pagando con goles en contra, se dependía mucho de lo que pudiese hacer Aimar y los goles de Tambussi no alcanzaban a tapar todos los huecos. Por momentos el Estudiantes de Mattea daba la sensación de ser un equipo arrollador, pero de golpe se transformaba por completo y regalaba en un instante lo poco o mucho que había logrado construir.
Los malos resultados precipitaron el final del ciclo de Hugo Mattea en Estudiantes: Sin un colchón de puntos que disimulara el mal funcionamiento del equipo, enemistado con gran parte de la prensa que pedía su renuncia, declamando de golpe lo que había callado tanto tiempo y sospechaba firmemente, intentando argumentar su convencimiento de que la cosa se revertía, y sin la confianza dirigencial, el técnico fue despedido. La desprolijidad con la que se lo cesanteó fue una pincelada más que grafica este amargo momento.
SANGRIA Y RENOVACION
Que Jorge Grassi iba a ser el sucesor era un secreto a voces y a nadie sorprendió su designación. Los partidos con que se cerraba el año servirían para aclimatar el nuevo proceso y comenzar el nuevo año con aires renovados. Uno de los puntos iniciales era la depuración del plantel. Antes que se fuera Mattea y luego de una derrota ante Sportivo Belgrano se comenzó a hablar de jugadores con ciclo cumplido y refuerzos de nivel que llegarían, y por ejemplo extraoficialmente ya se mencionaba a Leva. Los últimos partidos dejaron poco para analizar y la expectativa se centró en esa famosa lista de jugadores, que al final estuvo integrada por jugadores con escasa participación en el torneo (salvo Acosta). El cupo de 4 incorporaciones sólo fue cubierto en 2 casilleros: tal como se preveía arribó Gastón Leva junto al volante Esteban García.
EL CICLO GRASSI
Ni mejor, ni peor, distinto. Con esa frase Jorge Grassi conceptualizaba de manera general lo que sería su etapa al frente del primer equipo. Movimiento de algunas piezas, regresos y ausencias y cambio de esquema. Los primeros resultados del año (luego de ganarle la copa de verano a Atenas) que incluyeron una serie de 3 victorias consecutivas mejoraron el semblante. Lamentablemente todo lo bueno terminó ahí y como si fuera un karma de estación, tras ganarle a Talleres nada fue igual. Toda la buena fue tornando en mala y junto a una racha de lesiones, el equipo volvió a caer en viejos vicios. Ya no demostraba seguridad en defensa, pocos eran los pasajes de buen juego y siete derrotas consecutivas eran un golpe demasiado duro como para pensar en otra cosa que no fuera la permanencia.
EL FINAL QUE NADIE QUERIA
Jorge Grassi siempre declaró que había sido llamado para salvar a Estudiantes del descenso y creía firmemente que lo lograría. No fue así, y en el fracaso de su gestión como DT, Estudiantes vive un momento duro y dificil. Tampoco sería justo responsabilizar en su figura todo este presente. El, su cuerpo técnico, jugadores y dirigentes deberán encontrar las causas de esta derrota y realizar la autocritica correspondiente. Virtudes hubo, pero también se cometieron muchos errores ya que no se llega a esta situación de manera espontánea. Podrá haber muchos justificativos, sin embargo es hora de asumir los hechos. Aparte de lo que puedan analizar el dt con su grupo de trabajo, asoma una cuestión fundamental que es el futuro de Estudiantes como club de fútbol. Y es en ese punto donde los dirigentes deberán entender que ayer se terminò un ciclo, refundar su gestión, generar consenso, construir verdaderos ámbitos de debate y crear nuevas políticas para encarar lo que viene.
Estudiantes se fue al descenso, y duele, y mucho.