lunes, 22 de septiembre de 2008

JORGE ARTUNDO, SU FALLECIMIENTO

Cuantas cosas se podrían escribir para recordar en este momento a Jorge Artundo. Me voy a quedar con su amor por Estudiantes. Ese amor que se empezó a cimentar a principios de los 80 cuando arribó al club y que con el paso de los años fue creciendo de tal manera que el celeste se convirtió en parte indispensable de su ser. Su mentor fue Antonio Candini y en muchos momentos citaba las enseñanzas sobre la dirigencia que el Gringo le había transmitido. Como presidente condujo al club en varios períodos, y lo hizo con su estilo. Te gustaba o no. Era raro que hubiera medias tintas. Polémico y vehemente, pero siempre con el sentimiento celeste por delante.
Recuerdo bien el día que lo conocí personalmente. Una tarde de junio de 2003 tocó el timbre de mi casa y se presentó. Me contó que estaba organizando todo para volver a dirigir Estudiantes y quería que la revista “Página Celeste” volviera a salir. Lo que más le entusiasmaba de ese regreso al club eran los proyectos: ver cómo se podía reflotar lo del predio de Higueras y el gimnasio cubierto. Lo del predio se dio pero lo del gimnasio se complicó. Los avatares económicos del club, años ríspidos donde cada participación en un Argentino se llevaba mucho esfuerzo y una cantidad de cuestiones extra futbolísticas conspiraron para que no pudiera concluir con el sueño de esa obra durante su mandato.
En el último tiempo como presidente de Estudiantes se convirtió en chivo expiatorio de todos los problemas que aquejaban al club. Para muchos fue muy cómodo utilizar la frase “mientras esté Artundo no colaboro”. Con el tiempo nos dimos cuenta que a quien no querían era a Estudiantes porque cuando Jorge se fue todos esos que lo demonizaban nunca aparecieron. Vuelvo a lo de antes, le gustaba confrontar, poner al club en el ojo de la tormenta pero era por cuestiones muy personales. Se trataba de Estudiantes y para él ese sentimiento era tan fuerte y profundo que a veces nublaba la razón. Una vez me dijo, cuando nació mi hijo y daba como obvio que ya era de Estudiantes, “es así, o se es de Estudiantes o no se puede ser de nada”. De esa manera lo sentía, quizás muchos no lo entendieron.
Nos dejó Jorge Artundo. El destino quiso que fuera un 21 de septiembre.