El ingreso y la salida del los más de mil hinchas celestes al estadio de Talleres fue algo lamentable.
Al entrar a la boutique en el sector lindante entre la popular sur (visitante) y la popular ubicada al este (local) no había control policial por lo que, quienes durante la semana hablaron de confraternidad y ejemplos de civilidad, olvidaron sus dichos y agredieron con piedras y ladrillos (tal cual se ve en la foto) a los simpatizantes celestes. La policia, demasiado tarde, fue a poner orden, se llevó a unos hinchas de Estudiantes y no hizo nada con los violentos de la docta.
La salida fue el colmo del bochorno: la policia, de la cual ya habiamos sufrido su penoso desempeño en las últimas visitas a Juniors, decidió que primero salían del estadio los 11.000 hinchas de Talleres, mientras que los más de 1000 celestes debimos esperar más de media hora para abandonar el estadio, cuando en todas las canchas sale primero el visitante, por cuestión de número y para dejar rápido el lugar. Al despejar la cancha la única protección fue un cordón policial, mientras quienes debían volver al centro de Córdoba y quienes salimos hacia la circunvalación debímos hacerlo sin protección. Una verguenza.
