lunes, 3 de septiembre de 2007

DUELO CLÁSICO: PERCELLO VS SOSA

Semana previa al clásico y desde Página Celeste vamos a hacer la vigilia publicando diariamente notas referidas a los 89 años de enfrentamientos entre celestes y albos. La primer nota fue publicada en el nº 29 de Página Celeste (junio de 2005) y analiza el duelo entre Francisco Percello goleador baluarte de Estudiantes y Liborio Sosa, el defensor emblema de Atenas:
Uno de los mitos con los que se alimentó nuestro fútbol fue el que enfrentó las figuras de Francisco Percello y Liborio Sosa, en la última mitad de la década del 60. Para determinar cómo fue ese duelo tan particular que quedó en el imaginario de muchos, analizamos cada clásico en el que se enfrentaron entre 1966 y 1970. Oficialmente estuvieron frente a frente en 11 oportunidades. La primera, el 3 de mayo de 1966 dejó una polémica: Liborio anticipaba a Percello y lo dominaba, hasta que a los 22’ del segundo tiempo, en una cortada al centro, Percello gana en velocidad a Liborio y convierte el gol del triunfo. Para algunos cuando Liborio quiso rechazar de chilena se confió demasiado, para otros Percello lo empujó. En la revancha (7/8/66) Liborio se cobró venganza, fue figura, anuló a Percello y ganó Atenas. En la temporada 1967 se midieron una sola vez: Percello no conseguía meterse en el área por lo que se retrasó para jugar más en equipo. Liborio salió a buscarlo en una puja individual que ganó, pero fueron sus espaldas las que aprovecharon los otros delanteros de Estudiantes. A los 13’ del 2º tiempo fue expulsado Sosa.
En el partido de 1968 se lucieron los dos. Percello marcó 2 goles, Sosa estuvo “impagable” y El Pueblo los calificó a ambos con un 7.
En el clásico siguiente (18/5/69) predominó el juego violento y Percello sólo jugó 40’ porque se retiró lesionado.
En la revancha ofrecieron una función memorable: a pesar del triunfo albo (2 a 1) Estudiantes contó con casi 30 situaciones de peligro. Los intentos de Percello, que cumplió una excelente labor, fueron rechazados por los postes o los cruces salvadores de Liborio.
Después se vieron la cara 3 veces más pero en forma intrascendente, la última el 6 de diciembre de 1970.
Poniendo en la balanza los hechos no encontramos un ganador en esta particular contienda. A la manera de los duelos del lejano oeste hubo ocasiones en las que alguno acertó el disparo, en otras se murieron los dos o erraron los tiros. Pero siempre sin ventajismos ni brusquedades, como dos cabales y caballerescos deportistas, buscando que el único triunfador sea el fútbol.
En cada una de las crónicas analizadas no encontramos una rivalidad manifiesta. A principios de los 90 “La Liga” los juntó en un reportaje y ambos se mostraron respeto y se elogiaron mutuamente. Por todo me pregunto qué motivó la rivalidad.
Quizás porque uno encarnaba la figura del certero artillero y el otro la del impasable defensor, tal vez por la presencia que ambos imponían, o porque en un clásico Percello iba a intentar bajar el arco con sus cañonazos y Sosa lo iba a impedir de manera elegante. Lo más seguro es porque Percello era el icono de Estudiantes y Liborio el de Atenas, en épocas en las que el clásico era lo único que importaba.