San Martín 1 Estudiantes 0
Hay un viejo dicho que reza “en el reino de los ciegos, el tuerto es rey”. Esa frase se refiere a que en un conjunto de personas que no pueden ver nada (ya que son ciegas) si hay alguien que puede ver, aunque sólo sea por un ojo (un tuerto), tiene una ventaja sobre el resto y por tanto, destacará en el grupo por ello (exagerando un poco, podríamos decir que es el rey). Ese mismo tuerto, en un grupo en el que todos pudiesen ver correctamente por ambos ojos estaría en desventaja, lo cual nos hace ver que, dependiendo de con quién nos comparemos, podemos pasar de ser el rey a ser uno más o uno de los últimos. En la tarde de San Martín quedó claro que el local fue el “tuerto” y Estudiantes el “ciego”, ya que con lo más mínimo se quedó con el triunfo ante quien hizo muy poco.
Necesitados ambos por revertir la magra cosecha de resultados este partido resultaba a priori determinante. San Martín incluía un par de cambios en su once inicial (línea de tres, la vuelta de Zárate, la baja de Alaníz y la confianza a Coria) y Estudiantes repetía el esquema con el que ha generado atisbos de fútbol. Los primeros minutos hacían presagiar un Estudiantes parado para buscar la victoria. De a poco (hasta que Coria se hizo dueño de la bola) esos intentos se fueron diluyendo y pese a que el trámite era parejo a Estudiantes le costaba mucho arrimarse al área y San Martín exigía al fondo celeste. En un par de ocasiones tuvo que intervenir Herrera para dejar en cero su valla. Cuando Coria manifestaba imprecisiones en su juego Estudiantes retomaba el control pero no tenía profundidad y solamente acercaba peligro con remates desde lejos, siendo uno de Medina, desde 40 metros, a los 44’ el que más cerca pasó del arco de Batistella.
La llegada con peligro de Carboni a los 9’ del complemento es una muestra de lo que no fue. Ninguno de los dos tenía claridad y no había llegada a los arcos. Los ingresos de Búffali en el celeste y Alecha en el chacarero no serían significativos, sí el de Cabral, al que le bastaron 5’ en cancha para marcar el gol del triunfo. Minuto 31, pase de Coria y Cabral que no perdona. Como en casi todo este torneo Estudiantes se encontró en desventaja y no supo que hacer para revertirlo. Sólo un disparo de Chiaretta, a los 34’, fue lo único que ofreció el cele para intentar el empate.
San Martín, sin luces, ni brillos y en llanta consiguió el triunfo. Estudiantes, totalmente en sombras, necesitará de mucha luz para encausar este proceso.
Estudiantes formó con: Herrera, Lisa, Carrizo, Medina, Mansilla (Rodríguez), Bogni (Zapico), Funes, Chiaretta, Torres, Mugnaini (Búffrali), Carboni. DT: J. J. Irigoyen. Sup: Mancinelli, Di Santo.
Arbitro: Ariel Mei (Rosario).
Gol: Cabral (st 31’).
Hay un viejo dicho que reza “en el reino de los ciegos, el tuerto es rey”. Esa frase se refiere a que en un conjunto de personas que no pueden ver nada (ya que son ciegas) si hay alguien que puede ver, aunque sólo sea por un ojo (un tuerto), tiene una ventaja sobre el resto y por tanto, destacará en el grupo por ello (exagerando un poco, podríamos decir que es el rey). Ese mismo tuerto, en un grupo en el que todos pudiesen ver correctamente por ambos ojos estaría en desventaja, lo cual nos hace ver que, dependiendo de con quién nos comparemos, podemos pasar de ser el rey a ser uno más o uno de los últimos. En la tarde de San Martín quedó claro que el local fue el “tuerto” y Estudiantes el “ciego”, ya que con lo más mínimo se quedó con el triunfo ante quien hizo muy poco.
Necesitados ambos por revertir la magra cosecha de resultados este partido resultaba a priori determinante. San Martín incluía un par de cambios en su once inicial (línea de tres, la vuelta de Zárate, la baja de Alaníz y la confianza a Coria) y Estudiantes repetía el esquema con el que ha generado atisbos de fútbol. Los primeros minutos hacían presagiar un Estudiantes parado para buscar la victoria. De a poco (hasta que Coria se hizo dueño de la bola) esos intentos se fueron diluyendo y pese a que el trámite era parejo a Estudiantes le costaba mucho arrimarse al área y San Martín exigía al fondo celeste. En un par de ocasiones tuvo que intervenir Herrera para dejar en cero su valla. Cuando Coria manifestaba imprecisiones en su juego Estudiantes retomaba el control pero no tenía profundidad y solamente acercaba peligro con remates desde lejos, siendo uno de Medina, desde 40 metros, a los 44’ el que más cerca pasó del arco de Batistella.
La llegada con peligro de Carboni a los 9’ del complemento es una muestra de lo que no fue. Ninguno de los dos tenía claridad y no había llegada a los arcos. Los ingresos de Búffali en el celeste y Alecha en el chacarero no serían significativos, sí el de Cabral, al que le bastaron 5’ en cancha para marcar el gol del triunfo. Minuto 31, pase de Coria y Cabral que no perdona. Como en casi todo este torneo Estudiantes se encontró en desventaja y no supo que hacer para revertirlo. Sólo un disparo de Chiaretta, a los 34’, fue lo único que ofreció el cele para intentar el empate.
San Martín, sin luces, ni brillos y en llanta consiguió el triunfo. Estudiantes, totalmente en sombras, necesitará de mucha luz para encausar este proceso.
Estudiantes formó con: Herrera, Lisa, Carrizo, Medina, Mansilla (Rodríguez), Bogni (Zapico), Funes, Chiaretta, Torres, Mugnaini (Búffrali), Carboni. DT: J. J. Irigoyen. Sup: Mancinelli, Di Santo.
Arbitro: Ariel Mei (Rosario).
Gol: Cabral (st 31’).
