Otra gran pérdida para la historia de Estudiantes: Héctor Nicolás Gómez. El tucumano para nosotros o el bambino para la gente de Atlético Tucumán, de donde surgió y fue figura en las participaciones del decano en los campeonatos Nacionales de AFA. Esas actuaciones le valieron la convocatoria para la Selección Argentina, que armó César Menotti y dirigió Federico Sacchi, en el Preolímpico de 1980 y que fue campeona. Ahí compartió equipo con alguien al que el destino lo volvería a juntar en otro proceso glorioso: Luis Antonio Ludueña.
Luego de un paso por Vélez Sarsfield y Morelia de México recaló en Estudiantes como refuerzo para el Provincial 1982. "Vengo a Estudiantes a convertir goles, ya que eso es lo que más me gusta", declaró a su llegada a Río Cuarto.
Si bien no hizo muchos (solo 5), dos de esos son muy simbólicos, ya que suyo fue el gol que inició el camino del inolvidable triunfo celeste ante Belgrano en 1983, y que significó la llegada al primer Nacional de AFA. También fue el autor de la primera conquista de Estudiantes en Primera División ante Talleres de Córdoba.
En 1989 estuvo en C. C. Alberdi.