Hoy es un día triste, nos dejó físicamente nuestro más grande hincha, Don Pepe Moscone.
José Antonio Moscone fue, es y será un símbolo de la historia celeste. El ejemplo de amor incondicional por la divisa, que no diferenciaba entre un partido por un ascenso, la Liga, un partido de inferiores o una simple práctica. Porque todo era su Estudiantes y en la cancha estaban los jugadores de su Estudiantes, para él, sin dudarlo, los mejores de todos. Y no era verso. Cuentan los que compartieron sus momentos de activo dirigente lo que sufría cada vez que debían dejar libre a algún jugador. Latía Estudiantes en él.
Emocionaba verlo entrar a cualquier cancha y se volvía admirable su pasión por el celeste a los 90 y tantos. ¿Cómo se explica lo que despertaba en el hincha de un club de fútbol alguien que no jugó al fútbol? La respuesta es simple: el encarnaba al verdadero hincha y su notable figura encerraba el sentir celeste. No cualquiera se sentaba en una tribuna que lleva su nombre. Todos sabían quien era. Para grandes, niños, veteranos o jóvenes no era extraña su persona. Él, con su entrañable sombrero, siempre estaba ahí.
Hoy Don Pepe dejó su histórico asiento de la platea para ubicarse en el escalón más alto de la grada y desde ahí alentar eternamente a su amado Estudiantes.
José Antonio Moscone fue, es y será un símbolo de la historia celeste. El ejemplo de amor incondicional por la divisa, que no diferenciaba entre un partido por un ascenso, la Liga, un partido de inferiores o una simple práctica. Porque todo era su Estudiantes y en la cancha estaban los jugadores de su Estudiantes, para él, sin dudarlo, los mejores de todos. Y no era verso. Cuentan los que compartieron sus momentos de activo dirigente lo que sufría cada vez que debían dejar libre a algún jugador. Latía Estudiantes en él.
Emocionaba verlo entrar a cualquier cancha y se volvía admirable su pasión por el celeste a los 90 y tantos. ¿Cómo se explica lo que despertaba en el hincha de un club de fútbol alguien que no jugó al fútbol? La respuesta es simple: el encarnaba al verdadero hincha y su notable figura encerraba el sentir celeste. No cualquiera se sentaba en una tribuna que lleva su nombre. Todos sabían quien era. Para grandes, niños, veteranos o jóvenes no era extraña su persona. Él, con su entrañable sombrero, siempre estaba ahí.
Hoy Don Pepe dejó su histórico asiento de la platea para ubicarse en el escalón más alto de la grada y desde ahí alentar eternamente a su amado Estudiantes.
Se fue Don Pepe, infinita tristeza.
Desde Página Celeste hacemos llegar a su familia nuestro más hondo y sincero pesar.
